¿Cómo se fija el precio de la luz? ¡Qué lío!

Está es una de las preguntas que más veces nos han hecho y, la verdad, es que el mundo de la electricidad es un tanto lioso. Entre tanto término desconocido y tantos cambios en la regulación, precios, etc. a veces puede que nos sintamos algo perdidos. Por eso, hoy vamos a explicaros cómo se fija el precio de la luz. De dónde vienen esos precios del mercado y por qué suben y bajan dependiendo del momento o el mes en el que estemos

Resolvamos el misterio

Como ya hemos explicado en alguna otra ocasión, el recorrido que realiza la electricidad para llegar hasta nuestros hogares es, en cierta medida, largo. Primero, se transforma esa energía en electricidad en diferentes empresas generadoras ya sean eólicas, hidroeléctricas o termodinámicas. La diferencia entre ellas es la fuente y la forma en la que transforman esa energía. Por ejemplo, si dicha energía se obtiene de un recurso natural como lo es el viento y lo transforman en electricidad a través de los grandes molinos que conocemos todos, la empresa generadora de energía será eólica. Si la obtiene de recursos como fósiles o gas natural, será termoeléctrica.

Bien, una vez se logra esa electricidad, esta se traslada por una red de transporte hasta la red de distribución que se encarga de llevar la electricidad hasta fábricas, oficinas y hogares. Las encargadas de trasladar esta electricidad son las empresas distribuidoras como OMIE y son las encargadas de fijar el precio de la energía en un mercado mayorista a través de un sistema de subastas. Este mercado funciona de forma marginalista, es decir, la energía entra por orden de coste y la última de ellas en participar marca el precio de la electricidad del conjunto. Esta suele ser la energía térmica que proviene de generadoras termoeléctricas.

¿Cómo funciona la Red Eléctrica Española?

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Es, sin duda, la forma con más costes de obtener electricidad debido a su fuente. Como sabéis, las termoeléctricas obtienen energía eléctrica a partir de combustibles fósiles como el petróleo, gas natural o carbón. Estas fuentes no son infinitas y tardan siglos en generarse por lo que se acaban agotando. A medida que se gastan, el precio de su coste aumenta y, por lo tanto, aumenta el precio de producción. Además, las políticas europeas que obligan al pago de derechos de emisión de CO2, encarecen aún más este precio que sigue aumentando.

Es decir, las empresas generadoras venden esta energía a las empresas comercializadoras que, a su vez, cobran la electricidad al consumidor final. Todas las empresas generadoras deben cobrar lo mismo por la electricidad a las empresas comercializadoras. Aquí es donde entra OMIE y la subasta. OMIE se encarga de escoger estas ofertas de la energía más barata, aquellas procedentes de energías renovables, a la más cara de forma que cubren la oferta y la demanda. Es decir, el precio se fija con la última oferta que siempre es la más cara. Una vez realizado este proceso de oferta y demanda, obtenemos el coste de la luz. Sin embargo, esto no es lo que paga el consumidor final ya que esta parte solo supone el 35% sobre el recibo final.

¿Cómo se marcan los precios de la luz para el consumidor final?

La factura eléctrica o factura de la luz es el resultado de la suma de tres conceptos: la energía contratada (término de consumo) y la consumida por el cliente, los costes regulados o peajes y los impuestos como el IVA o el Impuesto Especial a la Electricidad. Los costes regulados son los que debemos abonar por el transporte y la distribución de la electricidad que está a cargo de la Red Eléctrica de España o REE. Estos últimos son siempre fijos por lo que el precio de la luz solo puede variar en función del precio que se establezca por OMIE y otras empresas distribuidoras.

Mercado libre y mercado regulado

Muchos de los consumidores no saben responder a esta pregunta. ¿En qué mercado eléctrico estás tú? Y es algo primordial ya que el precio de la luz dependerá en parte de esta decisión. Desde hace unos años, en España el mercado eléctrico se liberalizó por lo que surgieron diferentes empresas comercializadoras que compran energía y la venden al resto de consumidores. Como cualquier otro mercado, cuando entra la competencia los precios bajan ya que cada empresa puede elegir los márgenes de beneficio y, por lo tanto, puede elegir ganar y cobrar más o menos dinero por el mismo producto.

Pero, la liberalización no se ha completado del todo y aún existe el mercado regulado. Ambos tipos de mercados comparten los gastos fijos que hemos mencionado anteriormente. La única diferencia es el precio que cobran por la electricidad. La tarifa PVPC es la propia y única del mercado regulado y en esta el precio cambia cada hora y cada día según la oferta y la demanda de quienes producen energía y de esa subasta de la que hemos hablado antes. Esta curva de precios tan compleja se aplica en la factura de forma que pagarás más en las horas más caras y menos en las horas más baratas.

En el mercado libre, el precio no solo lo fija la oferta y la demanda sino que son las propias empresas las que eligen este precio y son precios por kWh fijos. Es decir, pagarás un precio fijo que se multiplicará por la cantidad de electricidad que consumas. Pero, ¿puedes cambiarte de un mercado a otro? ¡Por supuesto! ¡Échale un ojo a las diferentes posibilidades! Pero, si lo que quieres es una tarifa que se adapte realmente a ti y a tus necesidades, Luzía es lo que estás buscando.