Siempre hemos escuchado eso de «la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma». Si, eso está muy bien pero, ¿de dónde sale la electricidad que llega a nuestras casas? Esa que sale del enchufe casi por arte de magia. Aunque parezca un hechizo, cosa de Zeus, Thor o nuestra X-men favorita, Tormenta, nada más lejos de la realidad. La electricidad se genera, se transporta, se adapta y se distribuye hasta nuestros hogares para que podamos enchufar la televisión, el Mac o la tostadora.
Pero si hemos dicho que no se crea, ¿por qué hablamos de generar electricidad? Porque ya existe, solo hay que transformar la energía primaria en energía mecánica o electricidad. Existen dos tipos de energía. Las energías no renovables se producen a partir del calentamiento del agua haciendo que la fuerza del vapor gire unas turbinas que generan electricidad. Por otro lado, las energías renovables generan energía a través de fuentes renovables, es decir, de fuentes naturalmente inagotables. Ambas provienen de diferentes tipos de centrales:
Centrales termoeléctricas
En este tipo de centrales, se transforma el calor en electricidad. El calor puede producirse a través de combustibles fósiles, con la fusión o fisión nuclear (energía nuclear) o de la energía solar. Las dos primeras pertenecerían a la familia de energías no renovables. No solo utilizan recursos naturales con fecha de caducidad como el carbón, petróleo o el gas natural, sino que, además, emiten una cantidad de gases y residuos contaminantes que afectan negativamente al medio ambiente. La última se obtiene en centrales solares termodinámicas y es 100% renovable.
Centrales hidroeléctricas
Estas centrales se dedican a obtener la energía de consumimos aprovechando la potencia del salto de agua que se da en grandes desniveles. Es decir, se construyen grandes embalses en los que se almacena el agua y se deja caer por una gran tubería que va a parar a unas enormes turbinas hidráulicas que lo convierten en electricidad. Una alternativa a estas centrales son las mareomotrices que utilizan la fuerza y el movimiento de las olas y las mareas para obtener electricidad aunque es un método en vías de desarrollo a día de hoy.
Centrales basadas en fuentes de energía renovables
Este tipo de plantas generadoras usan energías alternativas, ilimitadas y limpias. Una de las que más está evolucionando debido a su potencial en España es la energía solar. Esta se genera aprovechando el calor del Sol que captan las placas fotovoltaicas. La única desventaja es el coste de producción e instalación y la dependencia del clima de cada región pero, se están estudiando diferentes ayudas y subvenciones que promuevan su uso.
Por último, están las centrales eólicas que generan energía a través del movimiento que provoca el viento en las hélices de unos molinos gigantes que se suelen instalar en colinas y montañas. El impacto medioambiental de este tipo de centrales es realmente bajo aunque sus instalaciones pueden ser poco económicas debido a la gran cantidad de terreno que requiere.
En definitiva, la energía se genera de diferentes formas, se transporta hasta la red de transporte (esa red de cables gigantes que vemos por las carreteras) y desde ahí, se distribuye a los puntos de consumo, es decir, hasta el enchufe de nuestros hogares. ¿Sorprendido? Ya sabes un poco más de cómo funciona el sector eléctrico y de dónde viene la electricidad.